Emerge mi silueta longilínea
de abismos sempiternos y de lágrimas;
suspiro voluptuoso, hijo de eones,
chisporroteas triángulos ilógicos.
¡Oh!, arrechera insaciada, florilegios
de asexuales y de huérfanas lolitas;
me harto de aqueste cáliz los delirios
de grandeza femíneos, poeta.
Y canos mis cabellos se diluyen
en tóxicas humaredas venéreas,
cual si un grano de arena el mar secara;
y siento mis vivencias cinemáticas,
ardiendo en mi interior ya fluorescentes;
callar de laberintos y escorpión.