Veleidad silenciosa y rojo amargo:
manzana milenaria y venenosa,
del árbol más excelso, vagarosa,
caíste, despertando del letargo.
Prisionera en egregios monasterios
y acuciosa de altivas carcajadas,
de un clúster de repulsas so sagradas
y de ser virgen de altos ministerios.
Zumo de celos, kármica, agrietada,
y a saber, que sus másculos amantes
en artes amatorias son España.
¡Oh!, inexistencia vacua y profanada,
coagulados retiros disonantes,
vacío insatisfecho y agria compaña.